Berthelot, el comercio de la denuncia, por Merry MacMasters
Berthelot, el comercio de la denuncia
Aunque no es el único, el escultor francés Frédéric Berthelot (París, 1961) es de los pocos artistas que cuentan con su propio código de barras.
Cuando llamó a la EAN, la gran empresa franco-estadunidense que designa esas formas de identificación, no entendieron de qué se trataba. Les explicó que era para una obra artística. El código de barras de Berthelot se emplea en la escultura de bronce de 450 kilos, Siglo vigesimoprimero, colocada afuera de la galería de arte de la Casa de Francia, donde el artista exhibe actualmente. La otra mitad de la escultura se compone de la frase »siglo XXI». La «I» da lugar al código de barras, el reflejo de esta nueva centuria. La obra de Berthelot gira entorno al consumismo y lo que el dinero genera en nuestra sociedad. Critica una globalización que es comercial, sin nada de cultural.
Berthelot llegó a la escultura de manera accidentada. De hecho, estudió matemáticas aplicadas a las ciencias sociales y trabajó como auditor para el grupo Nestlé. A partir de ese momento vio «muchas incoherencias», traduce su compañera Sophie Karo. De por sí el joven estaba inscrito en un esquema muy clásico, inconscientemente, proyectado por sus padres. Un día, no obstante, se dio cuenta que no estaba viviendo lo que quería vivir en este mundo donde todo está basado en el consumismo y la felicidad depende de lo que uno compra.
Entonces dio un giro de 360 grados y aterrizó en la música, escribiendo letras de tema social. Llegó a formar un grupo de rock «bastante violento», pero poco a poco se dio cuenta que dependía de la promoción comercial y tenía reglas de rentabilidad, igual que en la Nestlé. Le pedían «concesiones» para poder vender. Berthelot, que siempre había dibujado y pintado, dejó todo a cambio de trabajar únicamente con sus manos. Había caído en cuenta que él mismo podía manejar todo desde principio a fin.
La obra de Berthelot no es una protesta, sino consigna una situación. Siempre trabaja con símbolos institucionales u «oficiales».
En relación con el código de barras, en su bajo relieve en bronce Homocode se ve la evolución del hombre que finalmente desaparece entre líneas. Las monedas son su materia prima para «desviar a los iconos». Utiliza la fotografía a color para retratar las monedas francesas que ha alterado físicamente. Algunas están atravesadas por un clavo. Su obra de alguna manera adelanta la muerte del dinero galo, cosa que sucederá dentro de un año, cuando empiece a circular el euro.
Por otro lado, la escultura Virus Money, es una metáfora de la «reacción del dinero». Al oprimir un botón, esta serpiente monetaria realizada con huesos y piezas metálicas recicladas hace un ruido desconcertante. En fin, a este escultor le gusta más ganar dinero denunciando al sistema que siendo parte de él.
Merry MacMasters